Fotocopias

Por lo que veo, este fin de semana prácticamente todo el mundo está pendiente de Brasil. Yo, que sigo sin entender muy bien cómo es posible que personas que nunca habían visto la Fórmula-1 sean ahora aficcionados apasionados de este “deporte”, tengo que compaginar dos necesidades de las que los psicólogos llaman básicas o elementales. Por un lado, la de “seguir siendo yo mismo” y por otro, la de “pertenecer a un grupo”. Al final he optado por ver una película brasileña que, casualmente, en su carátula pone: “La vida es original… El resto es copia“. Y ha sido una gran sorpresa, así que la recomiendo.

O HOMEM QUE COPIAVA EL HOMBRE QUE COPIABA

Director: Jorge Furtado

Intérpretes:
Lázaro Ramos, Leandra Leal,
Luana Piovani, Pedro Cardoso

Nacionalidad: Brasileña.

Año: 2003.

Duración: 124 minutos.

Os presento a André, un “operador de fotocopiadora” que busca una vida mejor:

Ese es el comienzo. La historia da tantos giros inesperados que es complicado hablar de la trama sin desvelar nada, así que vamos directamente a lo nuestro. Mirad esta escena:

He ahí una de las creencias más extendidas acerca de los juegos de azar, que unas combinaciones son más probables que otras, cuando en realidad son igual. Normalmente se aplica a las combinaciones con algún tipo de orden, como las dos citadas en el vídeo, pero también a otras como 1-2-4-8-16-32 (las potencias de 2), 8-16-24-32-40-48 (los múltiplos de 8 ) o 1-2-3-47-48-49 (los 3 primeros y los 3 últimos). Intuitivamente, uno piensa que ya es casualidad que, entre tantas combinaciones posibles, vayan a salir los 6 primeros números, aunque sería la misma casualidad que si salieran “mis números”.

Uno puede mirar las estadísticas de los números premiados en la Primitiva y afianzar su engaño, porque es cierto que nunca han salido los 6 primeros, pero también es cierto que nunca han salido las combinaciones de muchísimas personas que, semana tras semana, juegan a los mismos números. Por supuesto, es más probable que salga una combinación “desordenada” a que salga una “ordenada”, pero el motivo es simplemente que hay muchísimas más de ese tipo. Ahora bien, si elegimos solo una combinación desordenada, ya no hay quien la haga salir 🙂

Imaginad (o coged) una baraja de 40 cartas. Barajadla. Si tomamos una carta cualquiera sin mirarla, es mucho más probable que “no sea el As de Oros” a que “sea el As de Oros”, sencillamente porque hay 39 cartas que no son el As de Oros y solo una que sí lo es. Ahora bien, si de esas 39 cartas cualesquiera, pensamos solo en una (por ejemplo, el 6 de copas), las probabilidades que tiene son las mismas que las que tiene el As de Oros.

Efectivamente, si nos vamos a las estadísticas por números, todos ellos salen aproximadamente las mismas veces (en torno a 250 cada uno, 278 el que más y 219 el que menos). Si me dejaran amañar dos sorteos de la Primitiva, las combinaciones que elegiría serían, en uno 1-2-3-4-5-6, y en el otro 4-8-15-16-23-42. Imagino que en el primero no habría ningún acertante (es posible que no hubiera ninguno ni siquiera con 4 aciertos), mientras que el segundo podría batir el record de ganadores de 6 (Me gustaría saber cuánta gente juega con los “números de Lost“, pero supongo que mucha)


 
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Anumerismo, Cine, Estadísticas, Vídeos.
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