Ya hablamos una vez de los peligros de la extrapolación. En aquella ocasión fue a raíz de un artículo periodístico en el que, a partir de tres datos, concluían una tendencia y preveían lo que iba a suceder en el futuro. El artículo, por otra parte, era bastante pesimista en sus suposiciones y a mi me tocó defender la parte optimista.
Hoy vuelvo sobre el tema, pero esta vez lo hago desde el lado contrario. Bueno, en realidad yo estoy en el mismo lado (el de que las extrapolaciones son difíciles y no pueden hacerse a la ligera), pero me refiero a que hoy me toca defender la parte pesimista. Vamos a ello:
El siguiente gráfico muestra la evolución del PIB (Producto Interior Bruto) interanual, en porcentaje, de España y de eso que llaman la “Eurozona” que viene siendo, más o menos, Europa.
Como se puede observar, desde 2004 hasta 2007 la tendencia era ligeramente ascendente pero, en los últimos dos años ha caído de forma bastante brusca. Antes de seguir leyendo, os propongo que hagáis vuestras previsiones de futuro. ¿Cómo continuará la línea?
En el Público del pasado día 16, encontramos las “previsiones”:
Desconozco si esas previsiones son del mencionado periódico, o si son las que manejan políticos, banqueros y demás ralea. En cualquier caso, qué queréis que os diga, a mi me parecen un poco “sospechosas”, por no decir otra cosa (peor). Eso de que, estándo “cayendo a pique”, te digan que el mes que viene ya vas a estar mejor, suena demasiado a tranquilizante que no se creen ni ellos mismos, sobre todo teniendo en cuenta que las previsiones en este tema han venido fallando desde hace más de un año. Que esa es otra: si se sabe que las previsiones “no dan una”, ¿para qué siguen haciéndolas? ¿Cuánto cobran los que las hacen? Porque yo me apunto: Dices lo primero que se te ocurra y, a los tres meses sales en TV diciendo que te has equivocado y das las de los próximos tres meses, tras los cuales volverás a salir diciendo que no salieron bien y das las siguientes, etc. ¿Es que a nadie se le ha ocurrido darle unos golpecitos en la espalda y, con voz suave, decirle. “Vale, tío, déjalo ya”?
– ¿Cuándo se va a incluir un tema en el currículo de secundaria que diga que la extrapolación no es una ciencia seria?
– Ya existe.
– Pues no se nota.
– En fin. Mañana, la segunda parte.
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